LA YENKA

15 valientes

IZQUIERDA. Bailo hoy una Yenka solidaria con los -y las- 15 valientes socialistas que votaron ‘no’ en la definitiva sesión de investidura. Y si acaso, doy algún pasito que otro con quienes se abstuvieron bajo la fórmula ‘por imperativo’. 15 valientes que sabían muy bien lo que se jugaban para su futuro dentro del partido, pero que mantuvieron limpia su hoja ética de servicios. Fuerza y honor, que dirían en ‘Gladiator’.

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LO QUE HAY

De Boabdiles y Rufianes

Lágrimas y congoja recorrieron los escaños del grupo parlamentario socialista en la sesión de investidura de este pasado sábado. Eran conscientes los diputados del PSOE de que el ‘mal menor’ elegido era un desastre, una carga de profundidad autoinfligida que tardará muchos años en ser asumida por sus militantes y simpatizantes.

Ya de buena mañana, fuimos espectadores de las lágrimas de Pedro Sánchez, cuando anunció la renuncia a su acta de diputado, eso sí, con la promesa de volver a la batalla interna e intentar la recuperación de esos valores del socialismo que durante las últimas semanas se han ido al garete.

Y ante esas caras largas y compungidas se creció Rajoy, negando el pan y la sal a posibles pactos que pusieran en duda los logros del presidente conservador. Se pasó tres pueblos D. Mariano en un acto de chulería destinado, sin duda, a echar más leña al incendio socialista.

Pero no fue Rajoy el único en hurgar con saña en la herida. Porque apareció Rufián con una sarta de muy crueles diatribas, que si bien tenían alguna certeza en su contenido, las bramó innecesariamente con unas formas impresentables.

Y aún hubo que soportar que el otro rufián, Pablo Iglesias, le diera una palmada, como de felicitación, cuando el portavoz de Esquerra paso junto a él, de vuelta de su soez discurso.

Como también hubo que soportar que algunos diputados de Podemos estuvieran de acuerdo con el vergonzante discurso del representante de Bildu, que volvió a poner en cuestión a las víctimas de ETA.

Incluso el portavoz de UPN, declamó su exclusivista defensa de las clases medias de Navarra olvidando, sin pudor alguno, a todas aquellas personas desfavorecidas de su tierra.

Bribonadas de rufianes que provocaron momentos de tensión en los que representantes de Ciudadanos y de Podemos casi llegaron a las manos.

Y no hubo más en el interior del Congreso en una sesión con resultado anunciado, que debería haber transcurrido de manera bien distinta, si la corrección formal y la defensa a ultranza de los principios de cada uno hubieran sido ejercidas. Una presidenta del Congreso vestida de corto como para una boda, dio la enhorabuena a Rajoy y eso fue todo.

De Boabdiles llorones y rufianes crecidos está compuesta en la actualidad la izquierda española. Ya no se trata de la habitual división. Es toda una debacle.

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LA YENKA

Rajoy para rato

DERECHA. En vez de rodear el Congreso de los Diputados, me bailo hoy una Yenka de los más teatral para, en plan mofa y befa, aventurar que el discurso de Rajoy será aburrido, carente de contenidos de interés y, como mucho, con alguna promesa vana de colaboración con el resto de partidos. Rajoy, el incombustible, se dispone hoy a iniciar un nuevo sainete que seguramente no provocará carcajada alguna. ¡Señor, qué cruz!

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LO QUE HAY

La Inquisición en cenizas

Se acerca el primero de Noviembre y ante esta especial fecha vuelve la muy católica y extremista Congregación para la Doctrina de la Fe -antes Santo Oficio y antes Santa Inquisición- a meterse en camisas de once varas, con un nuevo dictamen que prohíbe el esparcimiento de las cenizas de un ser querido o guardarlas en casa.

No objeta la cremación -porque reconoce el avance de la técnica- pero obliga a sus creyentes a conservar las cenizas en ‘terreno sagrado’, bajo amenaza incluso de prohibir la celebración del funeral en caso contrario.

Y por supuesto, nada de introducir cenizas en joyas, recordatorios o cualquier otra clase de objeto ‘nihilista’.

De haberse publicado antes semejante documento, podría haberse evitado la leyenda que corre por uno de nuestros pueblos próximos a Valencia, que según relata, en fechas de plena hambruna tras nuestra Guerra Civil, alguien confundió el recipiente de la harina con el de las cenizas del abuelo, en el preciso momento en que se disponía a cocinar un mojete, de esos que al menos hacen más sabroso el pan.

Desconozco si el plausible caso del mojete llegó o no al Vaticano, pero lo que sí permanece allí es esa manía eclesiástica de prohibir, prohibir y prohibir, aun corriendo el riesgo de seguir perdiendo clientes.

No parece pues que la actual Inquisición sea capaz de renunciar a su tétrica historia llena de crímenes y terribles torturas y ejecuciones realizadas en nombre de su dios. Aunque, al menos, las cenizas cuyo destino hoy dirime desde Roma no están provocadas por sus asesinatos en la hoguera.

A mí, que no creo en el cielo, en el infierno ni en la resurrección de los cuerpos, me importa un pimiento lo que se haga con mi cuerpo cuando me vaya al otro barrio. De hecho, prefiero que se aproveche de mí todo lo que resulte útil y, el resto, para practicar medicina. Que todo vale, como en los cerdos.

Vaya por delante mi respeto a todas las religiones, aunque yo no practique ninguna, pero cuando alguna de ellas entra en terrenos tan talibanes, me saltan todas las alarmas ante cualquiera que pretenda constreñir el derecho natural más importante: la libertad.

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LA YENKA

85 años con Radio Valencia

ADELANTE. Bailo hoy una Yenka de lo más festiva, para celebrar el 85 aniversario de Radio Valencia SER, que ya son años. Y recomiendo la descarga gratuita de la excelente revista publicada por la emisora para conmemorar tan importante evento. Una publicación, muy bien diseñada y con interesantes contenidos, que puedes encontrar en la propia web local de la emisora. Felicidades, amigos.

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LO QUE HAY

País de perdedores

Como tantas otras veces en nuestra dilatada historia, ayer quedó claro que nos encontramos de nuevo caminando hacia atrás, como los cangrejos, quedando así condenados a ser un país de perdedores.

Un país que pierde a pasos agigantados su educación y su cultura, la sanidad pública, las ayudas a quien más las necesitan, además del grave riesgo en que se encuentran nuestras pensiones, salarios y empleos. Sin olvidar nuestra galopante insignificancia en los escenarios internacionales o el intento de fuga de Cataluña.

Ni abstención táctica, ni técnica, ni leches. Hablemos claro: los barones del PSOE y sus compañeros pseudogolpistas han entregado el partido a la oligarquía más rancia y depredadora, pasando olímpicamente por encima de sus militantes y simpatizantes, de las gentes de izquierdas que no están, estamos, en absoluto de acuerdo con la penosa decisión tomada por el Comité Federal de ayer.

Y, en consecuencia, se hace inevitable que asomen a nuestras cabezas las ideas más peregrinas. O acertadas. Como que en el PSOE haya primado la consigna de sálvese quien pueda, manteniendo los puestos y salarios oficiales alcanzados, no vaya a ser que en unas nuevas elecciones se pierdan estos empleos de lujo.

O que nuestra degenerada socialdemocracia deba tanto a los poderes económicos, que le haya resultado poco recomendable cabrearlos con un nuevo ‘no’ a Rajoy. O que haya cundido el pánico, ante unas posibles nuevas elecciones en las que el partido quedaría relegado al lugar de los proscritos.

Desde luego, excusas no les han faltado a los socialistas que ganaron ayer. Que si lo han hecho por España, que si se van a abstener por favorecer la gobernabilidad del Estado, que si una vez en el Parlamento practicarán una oposición contundente. Bla, bla, bla.

La realidad, aunque subjetiva siempre, es que han dejado colgados a millones de españoles que difícilmente podremos soportar una nueva legislatura gobernada por el injusto PP, con el apoyo de sus jóvenes cachorros de Ciudadanos.

El socialismo de partido, ha perdido una de las principales batallas de su historia, con el orgullo histriónico de los hidalgos perdedores: la de separarse del pueblo y hacerle luz de gas. Y el PSOE lo va a pagar. Muy caro. La factura que les espera va a ser de órdago. Tendrán que pasar décadas para que vuelva a levantar cabeza, recuperando la confianza de los votantes.

Normalidad democrática, dicen desde el PP. Sabia decisión, viene a decir Rajoy. Porque saben perfectamente que en cuanto las encuestas ofrezcan prometedores resultados a la coalición de derechas, el presidente del gobierno se cargará la legislatura y convocará elecciones anticipadas, que hundirán definitivamente a lo que debió ser, y no supo, la esperanza de este país.

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LA YENKA

Mujeres argentinas

ADELANTE. Bailo hoy una Yenka activista contra la violencia de género, apoyando y admirando a las mujeres argentinas, que han dicho ¡Basta! a los asesinatos machistas que sufren en su país, cuadruplicando o más las terribles cifras españolas. Las mujeres argentinas han salido masivamente a la calle en manifestación y, lo más importante, han realizado un paro femenino en sus puestos de trabajo. Aprendamos de ellas hasta que nuestros gobernantes y legisladores se den por aludidos.

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FILOSOFÍA IMPURA

Susto y muerte

No es fácil escribir ni leer este artículo, porque trata de la muerte digna. Llevada, si hace falta, hasta su último extremo, la eutanasia -del griego, buena muerte-. Así que el que avisa no es traidor.

La muerte digna es un derecho, aunque en muchos países no se contemple. Baste recordar que aquí mismo, en España, las comunidades autónomas tienen diferentes posiciones con los cuidados paliativos de los enfermos terminales. No en todo nuestro territorio se prestan estos cuidados que sólo pretenden que un ser humano fallezca con el mínimo sufrimiento posible.

Como también conviene recordar la particular guerra del exconsejero de la Comunidad de Madrid, Manuel Lamela, que emprendió su propia cruzada contra médicos del hospital Severo Ochoa, de Leganés, llevándoles a los tribunales por realizar prácticas sedativas en enfermos sin esperanza alguna más que la morir sin dolor. Apenas hace 10 años de semejante y carpetovetónica denuncia.

Mientras tanto, en esta Europa más o menos unida, existe igualmente división de opiniones sobre este derecho que considero inalienable. Y entre nuestros países socios, destaca Holanda por haber llevado al parlamento un proyecto de ley sobre la eutanasia, con el fin de legalizar el suicidio asistido. Tremenda distancia la que nos llevan.

Creo firmemente que en España deberíamos avanzar en este sentido, como hemos hecho antes con otros derechos civiles de los que hemos sido pioneros.

Y es que, además de morir dignamente cuando nuestras funciones fisiológicas nos van a parar para siempre, deberíamos tener el derecho de acabar con nuestra vida cuando llegáramos a la conclusión consciente de que esta carece ya de sentido.

Son muchas las personas que consideran cumplidos sus objetivos vitales, o que por puro hedonismo se niegan a vivir en malas condiciones. Y en casos como estos, u otros, puede perfectamente surgir la idea de que hasta aquí se ha llegado y que el tiempo restante sobra, por pura inutilidad, por decadencia, incluso por el propio sentido de la estética o de la ética, entendida esta última como la mejor manera de evitar sufrimiento a los que tienen que sacrificarse -renunciando a sus derechos básicos- al tener que cuidar a un simple vegetal o a alguien que entiende terminado su paso por este mundo.

En filosofía, tan impura como de costumbre -hoy más que nunca- se relatan desde antiguo suicidios llevados a cabo por grandes sabios, como ensayos actuales que contienen el quid de la cuestión: cuando el paciente está en capacidad de juzgar, se demuestra que la obligación moral de ayudar a morir a un enfermo terminal a través de una eutanasia activa es idéntica a la obligación moral en el caso del suicidio asistido. (Mi agradecimiento al filósofo Andrés Páez y a su ensayo ‘Eutanasia y subjetividad’, del que hoy he tomado mis notas)

Espero que tu madurez intelectual te haya permitido leer este escrito hasta el final, estés o no de acuerdo con el ideario de su contenido. Susto y muerte lo he llamado. Susto, porque todavía existen clichés morales en nuestra sociedad que consideran tabú el asunto de la eutanasia. Muerte, porque es ineludible, y no estaría mal que pudiéramos elegir cómo y cuando nos iremos al otro mundo. Larga vida, pero no de cualquier manera.

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LA YENKA

Ay Mariano, Mariano…

DERECHA. A pesar de que los hechos son tozudos, bailo hoy La Yenka con Mariano Rajoy, virtual nuevo presidente del gobierno, para recordarle que está en sus manos remediar la pobreza que sus anteriores años de gobierno ha generado. Cuestión harto improbable en un político inmisericorde e injusto como él. Pero, bueno, al menos lo intentaría con un bailecito.

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LO QUE HAY

Si yo fuera militante

Jamás he militado en partido político alguno, aunque reconozco mis escarceos de simpatizante con la izquierda socialista. Como en otras ocasiones lo he sido con IU, o con Compromís por cuestiones territoriales.

Pero no. No he sido militante ni lo seré. Me resultaría imposible aceptar los desvaríos que se suceden en las organizaciones políticas y, menos, pagando una cuota.

Aún así, he pensado muchas veces cómo actuaría si lo fuera. En cualquier partido. De izquierda, de derecha o del imposible centro político.

Si yo fuera de Podemos, me situaría del lado de Errejón, pero sería más vehemente en mis discrepancias con Pablo Manuel Iglesias. Porque no soporto ni creo adecuadas hoy en día las bravatas de este último ni su posicionamiento a favor de generar miedo, dentro y fuera de su partido. Así no se va a ninguna parte. Me cuesta creer que un país gobernado por Iglesias saliera adelante más allá del medio plazo. Superarían la pobreza, posiblemente, los millones de españoles que hoy están en la miseria, pero en un corto tiempo, el hundimiento nos alcanzaría a todos, con un estado incapaz de cumplir con sus obligaciones más necesarias y automarginado de Europa. Así que nunca sería militante de Podemos mientras no se aclaren estas peligrosas cuestiones.

Si yo perteneciera al PSOE, andaría cabreado permanentemente. Estaría tentado de situarme en la corriente crítica Izquierda Socialista. Y eso me enfadaría aún más, dada su absoluta inoperancia y sus dudosas posiciones ante problemas de gran calado en un partido de gobierno. Y por supuesto pregonaría el ‘no’ ante la probable investidura de Rajoy. Nada de veleidades abstencionistas por el bien de la estabilidad. Prefiero andar por la cuera floja que pisar firmemente sobre la miseria de tantas familias hundidas por mucho tiempo. Y habría acudido además, a la puerta de mi delegación socialista a tildar de golpistas a los que se han cargado a Pedro Sánchez, achacándole los fracasos que el propio partido, con sus altos cargos de toda cuerda al frente, ha generado desde que perdió sus esencias socialistas y se metió de bruces en el posibilismo.

Si yo militara en Ciudadanos, cuestión harto improbable, me pasaría el día machacando a mis compañeros con la necesidad de acabar con la corrupción, caiga quien caiga, hasta que este país pareciera europeo de los de pro. Defendería, por supuesto la unión de España, en cualquiera de sus formatos posibles y evitando, siempre, la confrontación inútil y provocadora que la falta de diálogo produce ante los independentistas. Y le recordaría a mis mandos que la teórica lucha contra la corrupción que hizo de Ciudadanos un partido con cierta relevancia en nuestro país, ni se alquila ni se vende. Aunque también procuraría enterarme de qué oscuros intereses son esos que impiden que Ciudadanos cumpla con sus promesas electorales, al tiempo que me alarmaría ante los inasumibles vaivenes de su posicionamiento político.

Por último, si se me ocurriera militar en el PP… No, no podría. Ni imaginarlo siquiera.

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