LA YENKA

Gana Aznar

DERECHA. Me toca hoy bailar una repulsiva Yenka con ese gran cínico expresidente José María Aznar, que debe estar partiéndose el trasero de risa y en medio de un gran subidón de su egolatría, mientras observa como PP y Ciudadanos se pelean por representar los dictados del tipo de las Azores, que desde FAES divulga la doctrina a seguir por toda derecha española que se precie. No nos llevemos, pues, a engaño. Avisados estamos.

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Mi lado femenino

Feminisma

Como en toda revolución -y ahora toca, por fin, la de las mujeres- se cometen excesos. Los propios de toda época de lucha en los que la vehemencia llega a cotas insospechadas. No nos extrañen pues algunas astracanadas del feminismo, que también las tiene.

Aún resuena en mi cabeza la desmedida feminización del término portavoz, convertido en «portavoza» por Irene Montero y jaleada por la secretaria socialista de Igualdad, Carmen Calvo. Un nuevo e incorrecto palabro que nada tiene que ver con aquel neologismo de las «miembras», pues si bien este último parte de un sustantivo masculino con posibilidades de expresarse en femenino, la palabra portavoz es neutra, tanto en su característica de término compuesto como en la etimología del mismo. Porta, lleva, sostiene, ostenta, representa. Voz, el sonido que sale de las gargantas y bocas de hombres y mujeres, la voz, con todas sus grandezas y miserias.

Uno, que se declara feminista sin ambages; que comprende y aprueba en gran medida la necesaria discriminación positiva; que admite con sólo algunos reparos e intenta corregir humildemente informaciones carentes de verdad mientras sea por la causa; se atreve, con toda moderación, a recomendar a las mujeres que esta revolución feminista tan necesaria se realice con la mayor calidad posible, por el bien del propio movimiento y para que la meta de la igualdad se alcance sin duda alguna en sus intenciones. El feminismo sólo alcanzará su objetivo final si se sustenta en la justicia, la complicidad y la inteligencia. No en las estupideces.

No hace tantos días que me tocó denunciar que el logro español de sentar a una mujer en el tribunal europeo de los Derechos Humanos, se consiguió pagando un altísimo precio. La susodicha, promete acatar y defender leyes contra las que se declara militante. Antiabortista, homófoba, ultracatólica y miembro del siempre sospechoso moralente Opus Dei. Ese es el perfil de esta mujer que ha llegado a altas cotas de representación femenina, que no feminista, quede claro.

Preparémonos pues a tener paciencia, porque la revolución feminista, que con toda seguridad va a ver la luz durante este año 2018, nos va a deparar aún más descalabros lingüísticos, éticos y más propios del petardeo y el chonismo que de la revolución cultural de que se trata.

Y estemos también ojo avizor ante la ya vergonzosa defensa que el machismo y sus adláteres mediáticos está poniendo en marcha con tal de desprestigiar a las mujeres que luchan por algo tan simple y tan necesario como el respeto y la igualdad.

Ya saben las feministas españolas que no cuentan en absoluto con el apoyo del gobierno del PP -como era de esperar-, aunque tampoco deben olvidar que somos cada vez más los hombres que apoyamos esta importante, y nuestra, meta. Cuenten pues con nosotros en su revolución, en sus manifestaciones y en sus demandas.

Comprenderemos los excesos que va a causar este gran cambio. Pero también criticaremos todas aquellas tonterías populistas provenientes de mujeres y hombres que no son de fiar.

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LA YENKA

Los números de Ciudadanos

DERECHA. Me bailo hoy una Yenka adelantada con todos los aprovechados que van a poner a parir a Ciudadanos durante los próximos días, a causa de la gran cantidad de salvedades planteadas por el Tribunal de Cuentas sobre los números de este partido, que parecen estar más sucios de lo esperado. Sólo de pensar cómo se lo deben estar pasando en el PP mientras preparan sus dardos contra los jóvenes cachorros, se me ponen los pelos de punta ante la zafiedad que impera en los partidos de la derecha española.

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LO QUE HAY

Puigdemont y el invierno

A gran cantidad de informativos, acostumbrados últimamente a insistir sobre el monotema catalán como si no hubiera otro presente, les ha tocado la lotería con la llegada del invierno real, ese en el que nieva y hace frío. Ya tienen dos asuntos a los que dedicar tiempo o páginas, salvándose así de tener que informar sobre los auténticos problemas que afectan a la ciudadanía.

Asuntos tan graves como los cadáveres de inmigrantes aparecidos ayer en el estrecho, o el hacinamiento hospitalario causado por una epidemia de gripe como no se veía en muchos años -el error de la OMS en la definición de la vacuna daría para mucho-, pasan a segundo o tercer plano salvándole el trasero al gobierno del PP, sucio de tanta cochinada ejercida y de tanta abulia política, que le impide ser diligente con su propia higiene. De la misma manera que los últimos datos del paro demuestran que la estructura del empleo en nuestro país resulta inaguantable por su precariedad y por la pésima calidad de los puestos de trabajo que se ofrecen.

Se libra de esta manera la prensa medrosa de tener que denunciar la falta de dotación presupuestaria al pacto de estado sobre violencia de género; sólo reaparece la Gürtel -y no en todos los medios- cuando algún tenor canta la traviata; ya nadie se acuerda de las dificultades del gobierno para que el Congreso apruebe los presupuestos generales de este año; como tampoco casi nadie se pregunta dónde se encuentra nuestra izquierda, sea PSOE o UP, desaparecida de la palestra aunque no precisamente en combate.

Demuestran nuestros medios de comunicación que la comodidad de lo trivial es y será la causa de su fracaso y de sus crecientes problemas económicos. Porque no parece tener mayor interés reproducir los asuntos banales con los que nuestros ciudadanos se saludan cada día en el ascensor: «Qué frío hace ¿eh?» o «Puigdemont está como una cabra» son temáticas sin mayor valor que lo cotidiano, por las que poca gente está dispuesta a pagar.

En resumen, al asunto catalán le ha salido un aliado de gran calibre, el invierno, capaces ambos de tapar las miserias que siguen asolando nuestro país.

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