LA YENKA

El lado oscuro

ATRÁS. Bailo hoy una Yenka a todo trapo y bien iluminada, para exorzizar al menos la oscuridad que siempre ha envuelto a la ultraderecha. Y es que esos machistas irredentos y negacionistas han llevado en demasiadas ocasiones su misoginia a cometer delitos sexuales o, simplemente, ampararlos. No es sólo que el representante de Vox en Lleida haya sido detenido por abusos sexuales con penetración a menores. No hace tanto que uno de los líderes de España 2000 era el presidente nacional de la asociación de puticlubs. Frente a este lado oscuro de la política, sólo cabe la luminosidad de la inteligencia, del respeto y de la auténtica democracia.

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Mi lado femenino

¿El último día?

Ojalá mañana sea el último día en el que las mujeres se ven obligadas a reivindicar sus derechos, algunos de ellos de lo más elementales.

Pero no parece que vaya a ser así. Son demasiados los obstáculos con que se encuentran las mujeres para alcanzar su meta primordial, la igualdad. Las propias mujeres están levantando muros entre sí, dejándose llevar por diferentes ideologías, que de momento compiten con la principal de sus metas, azuzadas por unos partidos políticos que sólo buscan votos y a los que les importa una higa que las mujeres obtengan, de una vez, todos sus derechos.

Y es que el calendario electoral no ha podido ser más inoportuno para un mayor lucimiento del principal día en que se manifiestan las demandas del feminismo, permitiendo que la pesca de votos plantee divisiones como las tan acostumbradas en este país nuestro cainita y estúpido.

Y es que en lo de la división tampoco se libra el feminismo. Me bastó escuchar el otro día en la radio una entrevista a cuatro lideresas de diferentes entidades y asociaciones feministas. Lamentablemente, iba cada una a la suya, en defensa de sus particulares intereses, mezclando churras con merinas, sacando a la palestra asuntos que deberían ser objetivos para más adelante, cuando el principio de igualdad haya calado tangible e intangiblemente en la legislación y en la sociedad. Aquellas mujeres entrevistadas, caían en su propia trampa, permitiendo que su larga lista de reivindicaciones compitiera con el primero y más importante objetivo del feminismo, que mujeres y hombres seamos considerados iguales a todos los efectos.

No tengo duda alguna de que mañana 8 de marzo, la huelga y las manifestaciones obtendrán un éxito notorio, al menos cuantitativo, con una gran cantidad de mujeres en huelga o manifestándose por nuestras calles. Éxito al que me uno con mis mejores deseos de igualdad de géneros.

Pero de ahí a que se obtenga un gran y unívoco reconocimiento social hay un gran trecho. También el feminismo ha caído en la trampa de la división, olvidando que lo de «divide y vencerás» es contra el adversario, no contra una misma.

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