IZQUIERDA. Bailo hoy una Yenka, entre triste y asombrada, cuando me entero de que la empresa pública valenciana Imelsa, que en su día fue saqueada por Marcos Benavent y los suyos, vuelve a ser asolada. Ahora por gobernantes de la izquierda del País Valenciano, presidente de una Diputación incluido. Uno se imagina que poco quedaría por esquilmar en la citada empresa. Me veo a mí mismo repelando el fondo del frasco de mermelada, aunque apenas queda nada, y sólo consigo el ansia de lo que ya no queda.
Archivos Mensuales: junio 2018
La hora de la verdad
Bien pronto se ha encontrado Pedro Sánchez con las limitaciones políticas y presupuestarias, que impiden a su gobierno cumplir el escueto programa declamado por el actual presidente el día de su investidura.
Limitaciones que, posiblemente, se unen a una voluntad política equívoca que está acabando muy rápidamente con la ilusión y la paciencia de los ciudadanos de izquierda de este país.
Por ejemplo, llama la atención que no se haya derogado ya -al menos en parte- la llamada Ley Mordaza, lo que habría resultado un golpe de efecto de gran calado por devolver al pueblo los derechos perdidos con el gobierno del PP. Facilitar de inmediato asuntos tan candentes como la libertad de expresión, habría sido una excelente manera de iniciar esta etapa de gobierno.
Prefirió Pedro Sánchez apostar por una Europa dividida y tendente a la derecha más reaccionaria, con la que seguramente topará y se verá obligado a rebajar sus intenciones en los asuntos de inmigración, cayendo así en la trampa de un fracaso anunciado.
También se está tardando en exceso en readaptar el Código Penal a la visión más actual y justa que tienen las mujeres sobre la violación, decisión sobre la que las ministras han acabado haciendo mutis por el foro, sin más explicaciones ni la necesaria actitud pedagógica y comunicativa que se espera de un gobierno moderno.
Y qué decir de la esperada revisión de los criterios de la financiación autonómica, sobre la que apenas unos días después de tomar posesión de la presidencia, se tuvo que reconocer que no sería posible durante esta corta legislatura, dejando con un palmo de narices a las comunidades autónomas actualmente infrafinanciadas.
Otros asuntos de especial urgencia, como la aprobación de los presupuestos o el cambio necesario en la cúpula de RTVE, tendrán que esperar razonablemente a los trámites parlamentarios oportunos. Veremos, una vez haya vía libre, qué decisiones toma el nuevo gobierno cuando disponga de más medios en sus manos.
Aunque, visto lo visto, Sánchez se está revelando como un mandatario que aún no parece tener claro la relación entre querer y poder.
Y como siempre, los ciudadanos españoles son los últimos en percibir de manera tangible que el cambio parecía haber llegado a España.
Se podrá decir que protestar ya contra el gobierno de Pedro Sánchez es una muestra de impaciencia y de falta de confianza. Pero es que los famosos cien días de crédito que se da a todo nuevo gobierno se van a cumplir en verano, con el país paralizado y las Cortes de vacaciones.
Así que, lamentablemente, el globo se está deshinchando. Una pena.
Democracia en el PP
DERECHA. Me bailo hoy una dubitativa Yenka con los siete candidatos a la presidencia del Partido Popular. Ansioso me encuentro de conocer qué tal le va a sentar a los populares el uso de las costumbres democráticas, si les funcionará como el bálsamo de Fierabrás o, por el contrario, volarán aún más puñales por el aire. Toda un incógnita eso de mezclar democracia con PP.
S.O.B.
Resultaría curioso conocer una estadística que reflejara cuántas veces llaman S.O.B. a Donald Trump los propios norteamericanos. Y aún más en el resto del mundo, se diga como se diga el epíteto en cada idioma. Desde luego, en mi entorno, la traducción H.D.P. es utilizada con harta frecuencia contra este tipo canalla y carente de toda ética y moral alguna.
Desde su nombramiento como presidente del los Estados Unidos de Norteamérica, y ya anteriormente en plena campaña electoral, Trump demostró -y sigue haciéndolo- ser un hombre de modales toscos, lamentables y supremacistas, propios de quien no tiene más allá de dos dedos de frente.
Pero ese clímax de bajeza conseguido con la separación de 2.300 niños de sus padres inmigrantes -con la excusa de que estos últimos son delincuentes por haber traspasado ilegalmente la frontera y sus hijos no pueden estar con ellos por esta causa legal- ha batido todos los records de hijoputez en un jefe de estado de un país democrático, históricamente liberal y formado por diferentes aluviones de inmigrantes de prácticamente todos los continentes.
Alarmado ante la reacción de sus conciudadanos y del resto del mundo por tan cruel decisión, Trump ha dictado una orden que suspende esta medida en el futuro, corrigiéndose a sí mismo. Pero, de que los 2.300 niños secuestrados vuelvan de inmediato con sus padres, nada de nada. Seguirán separados hasta que al mandatario le salga de sus maltrechas neuronas.
Por otro lado, el próximo domingo, los principales líderes europeos -sí, Sánchez también- acudirán a una reunión informal convocada por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para tratar asuntos relativos a la cuestión migratoria y preparar la próxima cumbre europea que se celebrará a final de este mes de junio.
No debemos olvidar que a excepción de Angela Merkel, que ha brindado acogida en Alemania a cientos de miles de refugiados en los últimos años, la postura de los gobiernos de los diferentes países socios ha sido muy dispar y absolutamente pacata y torticera. Y lo que faltaba por ver, con una Italia gobernada por la ultraderecha más xenófoba y una Alemania cuya canciller se siente ahora amenazada por muchos de sus compatriotas ante las próximas elecciones regionales en su país.
Unas circunstancias, las europeas, que sólo difieren de las de Trump en las formas, que aquí somos muy mirados con eso de la imagen, aunque la realidad sea un enorme cementerio submarino en el Mediterráneo en el que yacen miles de seres humanos que intentaron llegar a nuestras prósperas costas.
Hipocresía se llama esto, en plena decadencia del liderazgo occidental. Una hipocresía con resultados tan indignos como la bestialidad del «amigo americano», de ese gran S.O.B.
«Caos en España»
ATRÁS. Bailo hoy una Yenka multitudinaria con todas esas personas que como actores o como expectadores siguen el fútbol con una pasión excesiva. Y es que lo de Lopetegui ha sido todo un despropósito en el que la directiva del Real Madrid, el propio seleccionador y el presidente de la federación española han actuado de pena, responsables de comunicación incluidos. Y entre toda esa panda de pésimos gestores de los hechos, incluyo a algunos periodistas deportivos, de los que me duele destacar a quien tituló «Caos en España» en la portada de un periódico europeo a raíz del desmadre acaecido. Aunque de todos estos «hooligans» descerebrados tampoco se puede esperar mucho.
¡Máxim, grrrr guau!
Según la denuncia del defraudador y exministro Máxim Huerta, expresada durante su discurso de forzosa dimisión, debo ser un perro. Porque reconozco que pertenezco a esa mezcolanza canina que ayer pidió su dimisión y a la que el susodicho llamó jauría.
Debe recordar este defraudador -por mucho que se sienta ofendido- que ha costado mucho esfuerzo echar al corrupto PP del gobierno. Como tampoco deber haber sido fácil para Pedro Sánchez tirar para adelante con su exigua minoría parlamentaria y formar un gobierno que seguramente es el de más calidad humana, técnica y política desde la transición democrática.
Impresentable resulta, pues, que Huerta ocultara al presidente del gobierno sus desmadres con Hacienda, poniendo en peligro su credibilidad y la de su equipo de ministras y ministros.
Ignoro qué pensaba el ya defenestrado al intentar que sus anteriores fraudes fiscales pasaran desapercibidos, lo que hace suponer que ni siquiera como periodista tiene las suficientes luces, necesarias para ser consciente de que los de la prensa lo husmean todo y cuando cogen bocado no lo sueltan. Quizá por eso les vino a llamar perros sin incluirse entre ellos.
Hay que tener la cara muy dura para montarse una sociedad unipersonal, con tal de evadir impuestos, y apuntar en su contabilidad una vivienda en la playa, así como enseres domésticos de la misma.
Pero, sobre todo, me parece indignante que intente pasarse de listo y acepte un ministerio teniendo encima semejante losa. Lo que me hace recordar -como tantas otras veces- que también este ya expolitiquillo es tonto o un sinvergüenza. Y de estos, de ambas clases, ya hemos tenido bastantes.
A palos con el PNV
DERECHA. Hoy no sé si bailar la Yenka con el salvaje Rafael Hernando o con el Euzkadi Buru Batzar en pleno, ante las ansias de venganza del PP contra el PNV por lo que consideran una traición, al apoyar a Pedro Sánchez una vez conseguidas las prebendas durante la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Utilizarán los peperos el Senado para tocarles los cataplines a los vascos, aunque una vez de vuelta al Congreso, los PGE puedan volver a ser aprobados como estaban. Mal perder, dirán unos. Roma no paga a traidores, vociferarán otros.
Vértigo
Utilizo de nuevo el titular de un artículo dedicado hace unos 25 años a aquellos empresarios, que alcanzado el éxito, se quedaban parados y no iban más allá, abrumados por su propia pacatería, su pánico, su vértigo en definitiva. Vuelvo pues a traer el vértigo a la palestra tras la movida de la moción de censura que ha encumbrado a Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno.
Como vértigo debió sufrir en tantas ocasiones Mariano Rajoy, incapaz de asentar líneas estratégicas de gobierno que llevaran a España hacia el progreso, innovando, alcanzando merecidos liderazgos y ocupando en Europa el puesto que nos corresponde. Pero, de tan conservador, prefirió optar por el atraso -al más puro estilo franquista- no fuera que un mayor éxito le resultara excesivo para sus capacidades.
Y ahora, tras el difícil e inseguro triunfo de Pedro Sánchez, vuelve el vértigo a una inmensa cantidad de ciudadanos, que ante las enormes dificultades con las que el nuevo gobierno se va a encontrar por su debilidad parlamentaria, prefieren negarle la vez -argumentando todo tipo de razones, ciertas o no-, en lugar de hacer fuerza, de usar toda la energía como pueblo, para que se consigan los pocos pero importantes objetivos que el líder socialdemócrata se pueda plantear antes de convocar las elecciones cuando toque.
Que vamos a parecer Italia, opina la mayoría. Pero a nadie se le ocurre decir que vamos a parecer Portugal, esa pequeña nación hermana y fronteriza que ha sabido gestionar un gobierno en minoría, desde una posición terrible como consecuencia del rescate sufrido por la UE y consiguiendo, no obstante, la unión de la izquierda. Ya me conformaría yo conque a España le fuera como a la Portugal que tantas veces denostamos y que está dando una soberana lección de buenhacer, inteligencia y voluntad ciudadana. Los portugueses sí que tenían motivos para el vértigo, pero han resultado ser unos valientes que han optado por cambiar las tornas de una vez y salir de la miseria todos juntos.
Dejémonos pues de tanto miedo, de regodearnos en la incertidumbre y utilicemos esas poderosas energías nuestras -hasta ahora negativas- para salir adelante, para vencer al vértigo y saltar de una vez ese plinto que la historia nos pone ahora por delante.