A gran cantidad de informativos, acostumbrados últimamente a insistir sobre el monotema catalán como si no hubiera otro presente, les ha tocado la lotería con la llegada del invierno real, ese en el que nieva y hace frío. Ya tienen dos asuntos a los que dedicar tiempo o páginas, salvándose así de tener que informar sobre los auténticos problemas que afectan a la ciudadanía.
Asuntos tan graves como los cadáveres de inmigrantes aparecidos ayer en el estrecho, o el hacinamiento hospitalario causado por una epidemia de gripe como no se veía en muchos años -el error de la OMS en la definición de la vacuna daría para mucho-, pasan a segundo o tercer plano salvándole el trasero al gobierno del PP, sucio de tanta cochinada ejercida y de tanta abulia política, que le impide ser diligente con su propia higiene. De la misma manera que los últimos datos del paro demuestran que la estructura del empleo en nuestro país resulta inaguantable por su precariedad y por la pésima calidad de los puestos de trabajo que se ofrecen.
Se libra de esta manera la prensa medrosa de tener que denunciar la falta de dotación presupuestaria al pacto de estado sobre violencia de género; sólo reaparece la Gürtel -y no en todos los medios- cuando algún tenor canta la traviata; ya nadie se acuerda de las dificultades del gobierno para que el Congreso apruebe los presupuestos generales de este año; como tampoco casi nadie se pregunta dónde se encuentra nuestra izquierda, sea PSOE o UP, desaparecida de la palestra aunque no precisamente en combate.
Demuestran nuestros medios de comunicación que la comodidad de lo trivial es y será la causa de su fracaso y de sus crecientes problemas económicos. Porque no parece tener mayor interés reproducir los asuntos banales con los que nuestros ciudadanos se saludan cada día en el ascensor: «Qué frío hace ¿eh?» o «Puigdemont está como una cabra» son temáticas sin mayor valor que lo cotidiano, por las que poca gente está dispuesta a pagar.
En resumen, al asunto catalán le ha salido un aliado de gran calibre, el invierno, capaces ambos de tapar las miserias que siguen asolando nuestro país.