ATRÁS. Bailo hoy una Yenka decididamente atea como preámbulo de la reunión de obispos, convocada por el Papa Francisco, para tratar esa lacra eclesiástica consistente en abusar sexualmente de miles niños y niñas. Una Iglesia que hasta ahora se ha limitado a esconder semejantes canalladas, no es digna de ser obedecida por millones de católicos que han preferido mirar hacia otro lado. Y mucho menos tiene derecho a imponer esa falsa moral con la que ellos mismos dictan lo que está bien y lo que está mal, sin contar conque los derechos civiles están por encima de sus dogmas.