LO QUE HAY

Tóxico Rajoy

Alguna razón habrá para que muchos comentaristas hayamos empezado el curso metiéndole caña a Rajoy. Y razones no faltan. Me sumo pues a la protesta, no sólo como un movimiento aprioristico de comienzo de temporada, sino como protesta y manifestación de cabreo y hartazgo ante el presente.

En el futuro -espero que no muy lejano- y según quien escriba la historia, Rajoy pasará a los anales como el tancredo, vago y desfasado presidente que dejó España hecha un desastre a base de pasar de todo y permitir todo tipo de injusticias y desigualdades.

Será recordado como quien coartó la libertad de expresión, reviviendo la censura a través de la Ley Mordaza.

También será recordado como el político cuya máxima autoridad se utilizó para devaluar los salarios; descargar la competitividad de España y su crecimiento económico sobre las espaldas de empleados, autónomos y pensionistas; al igual que para convertir a nuestro país en una tierra de camareros, eso sí con la mejor formación académica de la historia. Una precariedad que hoy mismo ha llamado a la puerta para comunicarnos que ha vuelto a subir el paro, tras la finalización del verano.

La historia también hará memoria de cómo su oposición al Estatut catalán, generó un problema de sedición como no se conocía desde los tiempos de la Guerra Civil. Una insurrección que el mismo Rajoy ha alimentado con su inacción política y su absoluta carencia de habilidad política y capacidad de diálogo, creando un problema de muy difícil solución, que en el mejor de los casos dejará graves heridas que tardarán décadas en curar, si es que lo hacen.

Y no se olvidará su pasotismo ante sus desastres de gestión, como en la Justicia, la educación, la sanidad, la dependencia, la violencia de género y muchas otras necesidades de servicio y amparo al ciudadano, que se han visto gravemente empeorados bajo su mandato por falta de recursos.

Difícilmente olvidaremos, además, la cortedad de visión estratégica del que se ha revelado como el presidente de gobierno más nefasto desde la transición. Veánse sus retrógradas negativas a desarrollar las energías renovables en un país que parte con ventaja climatológica, del descenso de inversión en I+D+i, o de cualquier apuesta de futuro con suficiente valor añadido. Rajoy pasará a la historia como el presidente que permitió el enésimo paso atrás del progreso, y formará parte de la negra lista de los políticos que durante siglos han condenado a España al fracaso permanente, del atraso cultural, social y económico.

Por supuesto, los de abajo nunca olvidaremos la cobardía fiscal de Rajoy, la extraordinaria corrupción del partido que dirige, ni su apoyo descarado a los ricos, a los que ha convertido en aún más poderosos, a costa evidentemente de los más débiles.

Rajoy ha tenido, eso sí, la suerte de coincidir en sus mandatos con una oposición débil, dividida y más ladradora que mordedora. Mala suerte para la mayoría de los ciudadanos españoles.

En definitiva, Mariano Rajoy está resultando un presidente tóxico para los españoles, permitiendo que vuelva a correr por nuestras venas el veneno de la incertidumbre, del desánimo e incluso del odio. Por mí, que se vaya de inmediato y nos deje levantar de nuevo nuestro país.

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