El agosto que hoy acaba ha estado algo más lleno de auténticas noticias, por encima de lo habitual en esta época de letargo mediático. Lástima que los criminales atentados de Barcelona y Cambrils se hayan estirado hasta la saciedad con tal de rellenar espacios, aunque haya sido a costa de levantar toda la porquería posible sobre este triste asunto.
Pero ni el atentado ha sido capaz de evitar otras noticias, más o menos pintorescas, típicamente estivales. Pasen y vean:
Sin duda, yo daría el primer premio en un hipotético concurso de serpientes de verano, a la alarmante noticia de que una hormiga había conseguido penetrar en la cámara hermética que acoge a la Dama de Elche, monumento ibero donde los haya y que permanece -como tantos otros saqueos de patrimonio público- en el Museo Aruqeológico Nacional de Madrid, a donde fue obligatoriamente a parar por razones de seguridad en su conservación. Seguridad que ha puesto en entredicho un pequeño himenóptero.
Menos jocosa resulta la medida antiterrorista que el ministro del Interior propuso hace pocos días al presidente de la Federación Española e Municipios y provincias, de cuya reunión aún estamos esperando noticias del resultado. Se trata en esta ocasión de establecer una vigilancia de los rezos y otros mensajes que practican los imanes en las mezquitas españolas. No vaya a ser que en estas se produzca un coladero de proclamas que llamen a la violencia.
Pues a mí, de hacerse verdad esta medida, me resulta un agravio comparativo en un país aconfesional y con la libertad religiosa garantizada por nuestra Constitución. Porque con los mismos argumentos se debería vigilar también a los curas católicos más ultramontanos, fascistas, homófobos, machistas, pedófilos e incluso xenófobos, cuyas homilías resultan violentas y carentes de toda la caridad cristiana que parecen pregonar.
Pero agosto es mucho más que un período sin apenas noticias, pues también suele aprovecharse políticamente para realizar maniobras propias de la nocturnidad y la alevosía.
Como, por ejemplo, las maniobras internas realizadas por Pablo Manuel Iglesias para controlar, de manera absolutista, la comisión de garantías de Podemos, con lo que ha dado un paso más en el control de una organización política que en su día fue asamblearia, horizontal y sustentada en los círculos ciudadanos, ahora divididos entre la protesta ante semejantes maniobras y la obediencia a un líder que va poniendo aquí y allá mandamases de su cuerda.
Y así, entre hormigas, censuras religiosas y dictadorzuelos, va acabando este verano y doy por cerrado este nido de serpientes, pensado para distraer mi mente y la de quien haya querido darle un vistazo.
La próxima semana, volveremos a estar de lleno en un nuevo curso que promete yenkas a gogó y comentarios sobre lo que vaya acaeciendo. Muchas gracias y un abrazo.