ATRÁS. Bailó la primera Yenka de la temporada con el cada vez más peligroso Pablo Iglesias, que está destrozando poco a poco las esencias de Podemos a base de decisiones dictatoriales y pertenecientes a la vieja política, la de las puñaladas, no a la nueva. Sus maniobras para hacerse con el poder de las comisiones de garantías de su partido durante el silente mes de agosto, están sembrando tempestades hasta en sus propios afiliados. Una pena, una desilusión.