ATRÁS. La masacre terrorista en la discoteca Reina de Estambul, cortó de raíz mi Yenka de año nuevo, que me resulta tan imprescindible como el concierto de Viena. Una vez más, la realidad de la muerte y el pánico nos recuerda que la transición de un año a otro no es más que una fiesta, sin significado alguno para cambios y propósitos. En cualquier caso, el cariño es el cariño, así que feliz año, queridos.