Como era de esperar, Donald Trump va formando su gabinete con posibles secretarios de Estado de la más dura ultraderecha. Generales de cuatro estrellas y multimillonarios, todos ellos con mala reputación, formarán seguramente el gobierno más duro en la historia de los EEUU.
Desde un negacionista del cambio climático para ocupar la cartera de Medio Ambiente, hasta un militar experto en Latinoamérica para gobernar la Seguridad Nacional, Trump parece confirmar los presagios más tenebrosos que definieron su campaña electoral.
Lobos de Wall Street, grandes empresarios o representantes del Tea Party se van a hacer cargo de secretarías entre las que se encuentran las relacionadas con los derechos civiles y los servicios sociales, que ahora se pretenden revisar para peor o, simplemente, dinamitarlos.
Además, Donald Trump se ha mostrado habitualmente como un dirigente imprudente, desafiante -por no decir macarra- e inculto en cuestiones de todo tipo, tanto las personales como las gubernamentales. Quede como muestra más reciente el desafío que acaba de realizar a la poderosa China, criticando la reivindicación de este país por Taiwán y olvidando que gran parte de la deuda norteamericana está en poder del gigante asiático.
Una mezcla pues, en la que las opciones ultraderechistas, la xenofobia, el desprecio por la igualdad, la fanfarronería, la incultura o el proteccionismo comercial, arrojan sobre la sociedad la fórmula de un neofascismo que esta vez nos llegará de la otra parte del Atlántico.
En Europa no podemos permanecer indiferentes ante esta nueva amenaza del imperialismo más grosero y del capitalismo más salvaje, que sin duda va a dar alas a los movimientos ultraderechistas que no paran de crecer en el seno de la UE.
Como también deberemos preocuparnos especialmente en España, con un gobierno como el de Rajoy -habitualmente genuflexo ante los grandes poderes políticos o fácticos- que puede poner en grave riesgo nuestra balanza comercial con EEUU, así como nuestra seguridad, afectada más que nunca por las bases norteamericanas implantadas en nuestro territorio, que se verían gravemente amenazadas en caso de que Trump haga realidad su promesa de guerrear abiertamente contra el islamismo radical.
Sí, Trump y sus «ministros» van a sobrevolar sobre nuestras cabezas como nunca antes lo ha hecho un gobierno norteamericano, arrojando sobre nosotros sus excrementos más obscenos y su rabia más contagiosa. Poco podremos hacer para impedirlo, pero al menos no permanezcamos indolentes porque nos va en ello nuestro bienestar.
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