FILOSOFÍA IMPURA

Condenados al olvido

Hoy es uno de esos días tan paradójicos como lamentables. Días de premio y de olvido. Simultáneamente. Y, una vez más, la Unión Europea anda por medio

Es el día en que me he enterado de que la muy valiente y sacrificada ONG Proactiva Open Arms ha sido premiada en la Eurocámara con la distinción Ciudadano Europeo 2016. Un premio claramente merecido por su esfuerzo cotidiano en los salvamentos del Egeo, aunque saque a la luz el alto nivel de hipocresía de las instituciones europeas, ante la incumplida promesa de acogida a los refugiados de guerras como la de Siria.

Excepto algunos pocos países -que sí han recibido a gran cantidad de refugiados, generando crecientes protestas de sus conciudadanos-, los demás socios de la UE, España incluida, se han llamado andana, cuando no se han declarado abiertamente contrarios a la acogida.

El asunto de los refugiados ha servido, además, como excusa para el crecimiento de diversas organizaciones de extrema derecha o neonazis, eclosionadas del huevo de la serpiente. Incluso desde el propio gobierno de Hungría, por ejemplo.

Pero lo peor de todo esto es el olvido. Ni la mayoría de los medios de comunicación ni muchos ciudadanos reaccionan ya ante el sufrimiento de los refugiados que se apiñan en campos -más o menos de concentración-, haya pasado el rigor de varios veranos o el sufrimiento durante varios inviernos. Padezcan o no enfermedades, suciedad y hambre. Queden o no condenados los niños a una vida sin futuro o a la voluntad de las mafias.

Y lo mismo ocurre con los miles y miles de muertos que yacen en el fondo del Mediterráneo, ahogados durante travesías sin las mínimas condiciones de seguridad. Ya no recordamos cuántos muertos son, ni se revuelven los suficientes estómagos de espectadores para que tenga lugar la alarma social generalizada, que tan necesaria resulta en en el caso de los refugiados.

Eso es el olvido, el ostracismo al que se ven condenados los asuntos que se repiten casi cada día, hasta crear conchas de galápago en las mentes de gran parte de la ciudadanía y, por supuesto, de los gobiernos.

Como la violencia de género, el abuso de menores, el acoso y tantas otras injustas y abominables lacras sociales, que sólo son consideradas merecedoras de atención y lucha cuando algo ocurre. Hecha la salvedad de los activistas que diariamente se baten el cobre para terminar con semejantes desastres.

En filosofía, tan impura como antes de abrir este blog, aparecen fácilmente citas dedicadas al olvido de las masacres y las desventuras, como por ejemplo «El martirio de los inocentes sin nombre se convierte en discusiones políticas, o justificaciones de unos y otros, argumentos, estrategia, propaganda… Al final, el manto de los años cubre el horror inicial, del que va quedando apenas un remedo, un reflejo de reflejos que se pierden en la nada» (Mi agradecimiento al profesor Marcos Santos Gómez, de cuyo blog ‘Educación y Filosofía’ he tomado hoy las notas necesarias).

Sí, hoy ha sido un día de paradojas. Un día en que el premio concedido no será capaz de ablandar esas mentes tan duras que nos gobiernan sin piedad. Y, lo que es peor, sin justicia ni sentido democrático alguno.

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3 comentarios en “Condenados al olvido

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