ATRÁS. Hartitos estamos ya de que los independentistas catalanes bailen una Yenka que no les incumbe y, encima, pretendan obligar a que los demás también la bailemos. Y es que ya nos hemos dado cuenta, sin duda alguna, que con tanto adelante y atrás, izquierda y derecha, sin un gobierno que llevarse a la boca, van pasando el rato alimentándose a base de despropósitos y vaciladas continuas al personal. Como díría Labordeta, «a la mierda, hombre».