LO QUE HAY

Horarios para vivir

Madrugué hace muchos años en un pequeña población francesa y, faltando unos minutos para que dieran las ocho, la cafetería en la que andaba yo desayunando quedó completamente vacía. No volvería a verla llena hasta media tarde.

Y es que en la mayoría de los países europeos la gente vive con horarios mucho más naturales y proclives a una mayor calidad de vida. Algo que muchos venimos reclamando desde hace años en España y que ahora ha rescatado -al menos en su discurso- la ministra del ramo, Fátima Báñez.

La primera clave para plantear uno horarios laborales acordes con la vida de las personas, debería ser el absoluto respeto a los tres tercios del día: ocho horas para trabajar, ocho de uso personal -como la conciliación familiar- y las otras ocho para descansar. Un acuerdo tácito y escrito en leyes y reglamentos varios que no siempre se respeta en nuestro país.

Muchos de los que -afortunadamente- tienen un puesto de trabajo, superan ampliamente las ocho horas de labor, sin que por ello mejore su productividad, como ha quedado demostrado en continuos estudios sobre la eficiencia de los recursos humanos. De hecho, el exceso de horas de trabajo es el principal enemigo de la productividad a causa del abotargamiento mental y físico.

Otra clave que se debe abordar es el larguísimo corte de mediodía en las jornadas laborales partidas. Destinar dos horas o más en esa parada es un gran error que se paga con un duro reinicio vespertino y un horario de salida que afecta gravemente a la conciliación familiar o al tan necesario ocio. Máxime cuando la inmensa mayoría de los trabajadores a jornada partida ya hace años que no comen en casa.

De hecho, todos aquellos trabajadores y trabajadoras que ya cuentan con una solución más avanzada en su horario de labor, disfrutan de una calidad de vida muy superior al resto. No volverían, generalmente, a su antigua situación. Dicho esto con el máximo respeto y consideración a los hoy por hoy sufren precariedad laboral.

Pero quizá, la principal clave radique en una cultura social comprometida con unos horarios laborables más modernos y eficaces. Hace falta que todo el espectro económico cambie radicalmente de horario, porque sin una postura común de la sociedad cualquier avance resultará inviable.

Recuerden las personas que viajan fuera de España, con qué horarios se encuentran en las ciudades que visitan, sea por viajes profesionales o turísticos. Y la de años que en esas poblaciones extranjeras se llevan practicando.

Y para obtener ese acuerdo social generalizado, sí parece una buena solución recuperar el huso horario que corresponde a la península. El de Greenwich, no el de Alemania, implantado por Franco en tiempos de Hitler.

El cambio de huso horario aportaría muchas ventajas para obtener más fácilmente el cambio deseado. En principio, resultaría un evento simbólico de alto calado social, que bien podría pilotar todo el resto de claves necesarias para la mejora de nuestro equilibrio profesional y personal. Además, nos permitiría acercarnos de nuevo a la naturaleza y a sus horas de sol y oscuridad, tanto en verano como en invierno. La calidad de vida difícilmente se consigue yendo contra natura.

Por supuesto, todos estos cambios aportarían muchos otros beneficios, entre los se debe destacar la salud en todas sus acepciones. Una persona que descanse, coma, conviva y trabaje equilibradamente, obtendrá sin duda una mejor calidad de vida. Y esa si que es una meta digna de alcanzar.

Si queremos modernizar el país y volver a ser una piña que avanza colectivamente para recuperar tantas décadas perdidas, deberíamos ponernos de acuerdo en cuestiones tan básicas como los horarios. Por dignidad y por rentabilidad, que no son incompatibles. Trabajamos para vivir, no al revés.

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Un comentario en “Horarios para vivir

  1. Mariano López dijo:

    Agradecido por tanta claridad expuesta en el texto.
    Siempre he pensado que la racionalidad horaria es la clave de una sociedad moderna.
    Por supuesto esa racionalidad afecta a todos los sectores productivos, cómo establecimientos comerciales, oficinas y bancos, fábricas, etc…
    Para que se pueda dar la conciliación familiar y laboral en todo ámbito social y laboral.
    Comencemos esté camino y ganaremos todos con ello.

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