ATRÁS. Bailo hoy una Yenka llena de reproches con todos aquellos imbéciles que han declarado barbaridades tras el suicidio de Miguel Blesa. Que algunos de estos tarados sean además políticos de izquierda, me resulta aún más repugnante porque representan a millones de ciudadanos que les hemos votado. Blesa se pegó un tiro en el pecho, sí, pero esos tuiteros desalmados se lo han pegado en el pié. Gilipollas.