DERECHA. Tras los vientos de xenofobia y amenazas de expulsión sembrados por Theresa May -con quien ya bailé hace unos días una lamentable Yenka-, recoge ahora la ultraconservadora primera ministra la tempestad del terrorismo de los suyos, alimentada quizá por los duros discursos en los que llegó a poner en cuestión los derechos humanos. Esta pasada noche, un británico obediente a las brutales propuestas de la señora May, ha cargado con una furgoneta asesina contra musulmanes que salían de rezar de su mezquita. Así que hoy no bailo. No tengo ganas.
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