LO QUE HAY

Hoy toca paliza, cari

De buena mañana, Irina Poliakova se encontró una nota de su marido Sergey, pegada con un imán en la puerta de la nevera. La misiva decía así:

«Esta noche llegaré tarde, porque he quedado con los amigos a tomar unas copas. Ya sabes cómo me pongo cuando bebo, así que prepárate que hoy toca paliza, cari. Te voy a pegar la tunda de palos anual. Te quiere, Sergey».

Irina ni se inmutó. Sabía perfectamente que cualquier día de ese año le iba a tocar sufrir las iras de su esposo. Así que, ni corta ni perezosa, se planteó dedicar todo el día a ponerse lo más bella posible. La ocasión no era para menos.

Empezó con un prolongado baño en en el spa más próximo, al que siguió una sesión de belleza que incluía mascarilla facial, depilación integral, manicura, pedicura, tinte y maquillaje. Más tarde se compró el traje más hermoso y provocativo que pudo encontrar. «Hoy me pega, por fin. Ya creía que había dejado de quererme».

Y efectivamente, ya avanzada la noche, llegó Sergey. Ebrio y apestando a alcohol barato. No podía permitirse otra cosa si quería ahorrar para pagar la multa del equivalente a 500 euros que tendría que pagar por pegar a su mujer. Pero su esfuerzo habría valido la pena. Le esperaba la menor noche del año.

Irina le recibió más cariñosa que de costumbre. El ambientador a toda mecha, velas por todas partes y pétalos de rosa por el suelo, indicaban que estaba preparada para una velada extraordinaria. Todo estaba preparado para proporcionar a su marido una noche inolvidable.

Sergey se aprestó a intentar violar a su mujer, por más que esta intentara ayudarle mientras fingía negarse. Pero resultó en vano. Tanto alcohol había ingerido su hombre que apenas conseguía mantener una mínima erección, lo que le hizo entrar en cólera como de costumbre.

Una chispa se reflejó en las pupilas de Irina. «Ya está, ya viene la paliza. Ánimo Irina, es solo una vez al año», pensó la mujer, mientras entre solícita y atemorizada se dispuso a recibir los empellones y puñetazos de Sergey, que le llovieron por todas partes mientras el marido la golpeaba tambaleante por su enorme borrachera.

Al final, una vez agotado Sergey y llena de tumefacciones Irina, acabó la paliza anual, la que la nueva ley rusa permitía tras despenalizar la violencia de género, siempre que no se produjera más de una agresión al año.

Cayó exhausto Sergey sobre la cama e Irina, con una expresión de amor infinito, le atusó el pelo, mientras se retiraba la sangre que manaba de una de sus cejas e intentaba sujetar su desgarrado vestido.

Finalmente, Sergey acabó totalmente dormido, entre bufidos y miradas extraviadas. Entonces Irina, con una frialdad absoluta, cogió un cuchillo de cocina y lo degolló allí mismo.

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Un comentario en “Hoy toca paliza, cari

  1. Carmen dijo:

    Yo apoyo a Irina y le abria ayudado a terminar conese bastardo inutil repugnante vale que las mujeres espavilen de una vez y devuelvan el llamado ojo por ojo , no hay otra , deben ptepararse para parar el golpe antes de que llegue .

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